Cantante de Los Dulces
A- ¿Cómo te conectaste con el rock? ¿Cuáles fueron tus primeras influencias?
Es una pregunta dificilísima, porque no soy tan agudo, ni nadie debe serlo, como para definir qué es El Rock, o el arte, o la rebeldía. Creo que fue fundamental en mi formación artística la decisión de no pedir una TV como regalo para mi cumpleaños número once, sino un equipo de música. Así debemos haber empezado todos los artistas burgueses, con un mero detalle que define el tipo de consumidor que somos, y que, a posteriori, nos aleja para siempre del prototipo del consumidor alienado. Las primeras cosas que pasaron por ese mini componente fueron Charly García, Los Beatles, David Bowie, Dylan, los clásicos. Desde entonces, el mundo del arte comenzó a abrirse ante mí y mis amigos.
B- ¿Por qué hacés rock?
No estoy tan seguro de ser un ente que “hace rock”, a lo sumo intento hacer arte. Sí, mi sueño es ser un artista. Pero para contestar más o menos la pregunta puedo decir que todo lo que hago lo hago por inercia, porque no conozco ni me sale de otra manera, hago arte porque no me queda otra. No hay ninguna otra opción que elegir para mí.
C- ¿Cuál creés que es hoy el lugar que ocupa el rock en la sociedad?
El lugar que ocupa es el que sabemos todos, el que vemos por TV, leemos en el diario o escuchamos por la radio. Cada tres meses hay algún festival gigantesco auspiciado por alguna marca que apunta al mismo target que el rock. En esos festivales presentan su show (más acotado, claro) las mismas bandas que se promocionan en los suplementos de los diarios y que escuchamos (una canción por disco, eso sí) por la radio. Las más populares, casi siempre, son las que alguna vez aportaron algún tema suyo a la publicidad. Sus shows llegan al pico máximo de intensidad cuando interpretan esos temas. El público no es muy heterogéneo, sino que parece pertenecer a tres o cuatro estereotipos de “consumidor de rock” que crean, fomentan y documentan los medios dedicados a la juventud. Todo termina en paz y amor, se gasta muchísima plata (hace diez años que los shows de rock mainstream son para ricos), termina el festival, nos vamos todos a casa y ahorramos para el próximo. Todos los artistas reconocemos que esto no tiene nada que ver con lo que se supone que es el espíritu rebelde, contestatario y de ruptura del rock y, sin embargo, es tanta la seducción de participar de esos festivales que no podemos dejar de tocar en ellos. Yo, al ser convocado, confieso que participaría. El desafío de intentar cambiar tamaña careteada es demasiado tentador para mi, mas allá de que la derrota ulterior es inevitable.
Foto: Teté
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
hay que estar atentos,
ResponderEliminaren movimiento
y crear una nueva moral
para cuando todo estalle.
sexo, drogas, rock, Grinbank y tecnología.
hablen, esta bueno.
rochi
je taime moi non plus
ResponderEliminarY si.. nada mas funcional que el rock.
ResponderEliminar