Rock con la pollera bien puesta


Entrevista a María Florencia, de OvejaS

Con un gran número de shows en sus casi cuatro años de carrera, el power trío femenino ha expandido, tanto en Buenos Aires como en algunas provincias del interior, todo el poder y la melodía de su “rock perfumado”. María Florencia, cantante y guitarrista de la banda, nos sumerge en el mundo ovejero y en su relación con la música.

¿Cuándo te surgió la necesidad de tocar la guitarra y cantar para los demás?
Desde chiquita. Mi mamá era profesora de guitarra, estudiaba guitarra, y mi tío escuchaba música. Siempre había guitarras en casa, capaz por eso empecé a tener contacto. No, pero la pregunta dice otra cosa (risas). El primer recuerdo que tengo es haciendo canciones para las fiestas de fin de año. Nos juntábamos todos en familia y yo quería mostrar cosas… Hacia “teatritos” o cantaba, esas cosas. Después, a los doce años empecé a tocar la guitarra, y me parece que se dio de manera natural empezar a hacer canciones y eso de mostrarme ante los demás o decirle algo a los demás.

¿Tuviste experiencias en otras bandas?
Sí. La guitarra eléctrica la empecé a tocar de más grande, a los veinte. Lo que pasa es que, también, yo fui a un colegio de mujeres… y a mis amigas no se les ocurría tocar la guitarra eléctrica, ¿entendés? Era muy loco, andaban con la guitarra criolla, siempre. La primera banda que tuve fue a los catorce años con mis compañeras de la escuela y se llamó Yuyo Seco. Ninguna tocaba nada, yo hacia que tocaba la eléctrica, pero nunca tocamos nada. A los veinte yo trabajaba de camarera en un restaurant y el bachero tocaba la batería y me decía “dale, dale, hagamos una banda”. Con ese loco empezamos a ensayar… creo que nos llamábamos La banda retro, pero no pasó de ahí. A partir de ese momento dije “ya fue loco, tengo que tocar la guitarra”. Mi hermano tocaba la viola también y tenía un par de amigos que tocaban la batería y el bajo, así que les dije de ensayar. Listo, se coparon… y yo tenía canciones hechas. Esa banda se terminó llamando Aeter. Tocamos un par de veces en la Facultad de Diseño, la FADU, allá en Ciudad Universitaria, porque yo estudiaba diseño. Después formé parte de la banda Séptima ola, pero ahí nada que ver, tocaba la rítmica nada más y hacia coros.

¿Tenían alguna similitud sonora con OvejaS?
Y más o menos, porque era más tranqui. Era más pop la onda.

Si bien en los temas de OvejaS se notan ciertas influencias de Divididos, Red Hot Chili Peppers y algo de Pescado Rabioso, la banda tiene un estilo propio. ¿Predomina la variedad de influencias entre las tres integrantes o tienen gustos musicales más o menos parecidos?
Nos unen mucho las bandas específicas como Hendrix, Zepellin… Pero después cada una tiene diferentes gustos. Eli es más punk. A mi me gusta mas el rock n’ roll. No el “viejita”, rock rock. Y Sofi escucha de todo, que se yo. Pero nos une ese rock setentoso.

¿Entendés al rock sólo como el hecho de tocar o como un movimiento que va más allá de lo estrictamente musical?
Ahora ya no existe eso, si me decís en los sesenta o en los setenta sí, el rock fue un movimiento que cambió cosas. Cambió la manera de pensar de la gente porque era todo un movimiento, y se le sumaba además el movimiento hippie, ¿viste? Todo eso. Ahora el rock acá no existe. Qué declaración… (risas). No, en serio, ese espíritu le queda a muy pocos. Es mucho más el “viejita”, el hacerse ver, que dar un mensaje desde tu postura tocando, o sea, desde lo que estás haciendo vos arriba del escenario y no solamente con la letra. Ahora eso no existe. Por eso, si antes se llamaba a eso Rock, ahora habría que cambiarle la definición. Es un garrón que la gente siga tomando de ídolo o de “rockero” a un tipo que se sube al escenario a fumar paco, no va. No va porque tenés una responsabilidad también, llevás la bandera del rockero. Yo no sé si soy rockera o no, pero ser rockero eso no es. Pero bueno, es una discusión larga. No existe hoy lo que era el rock originalmente, lo que antes se llamaba rock… Es una pena. Estaría bueno que te mueva lo que llevás adentro, no lo que los demás o la sociedad o el consumismo te dicen que hagas.

Las letras del primer disco Al Natural vienen cargadas de nostalgia, soledad y desamor. ¿Fueron compuestas en una misma etapa y hacen referencia a experiencias personales o te inspiraste en otras personas o historias de ficción?
No las hice en la misma etapa. Noche la he llegado a tocar con esta primera banda, Aeter, por ejemplo. Nada que ver, pero bueno. Y hay letras que sí son más actuales. Pero en muchos casos habla de cosas que otras personas pueden estar sintiendo, no son todas experiencias personales. Son sensaciones y emociones que capaz nos imaginamos que puede estar sintiendo otra persona.

¿Y lo sentís vos también?
Y sí, porque es como que estás sintiendo lo que estás cantando. La interpretación es en primera persona.

Siendo una banda under y de corta edad, ¿cómo vivieron la experiencia de tocar en el 2008 en el Pepsi Music?
Estuvo bueno, estuvo muy bueno. Fue muy emocionante, porque desde chica decía “uuh mirá, cómo me gustaría estar tocando acá” ¿entendés? Entonces decís “bueno, lo que yo pensaba lo estoy logrando”. Igual pasa mañana con lo de El teatro, me acuerdo que hace un tiempito dije “ojalá pueda estar tocando acá”. Y hoy estoy tocando y está buenísimo. Ahora, uno magnifica todo. Después te das cuenta de que tocaste en el Pepsi, y la verdad está todo bien, pero que se yo, no era lo que te imaginabas. Igual estuvo buenísimo, eh. Tocás veinte minutos, pero bueno, está bueno, te mueve a seguir haciendo lo que te gusta en otro lado, a seguir haciendo cosas.

¿Algún objetivo que tengas ahora? ¿tocar en algún lado?
No, nada más tocar mucho. Porque ningún lugar es tan groso. Yo creo que todos queremos llenar River, pero por otro lado pensás “¿qué es llenar River?” No, tocar es tocar. Porque por ahí el show que más disfrutás no es el de River, no sé, no sé… (risas). Por la experiencia que uno tiene, puede ser que el show que más desees tocar no sea al final el que más sentís. Capaz te bajas y te das cuenta de que estuviste incómoda, no te escuchabas bien… En cambio hay otros por los que no das dos centavos y terminás diciendo “¡woow! ¡qué bueno!”.

¿La forma de composición de los temas sigue una misma estructura o varía y no está planificada de antemano?
No, cada tema sale como sale. Es decir, capaz tienen una estructura de base, pero uno es diferente al otro. Tratamos de no repetir mucho, aunque sí que tengan un estribillo o un par de estrofas. Pero cada tema tiene su identidad. Tal vez surge algo así, de la nada, y lo vamos armando ahí. “A ver esto queda mejor, esto está bueno” y lo ensayamos un par de veces más. Cada tema es único, pero tienen todos algo en común porque son nuestros.

Visto que el rock under es un campo en el que predomina el género masculino, ¿se te hace más difícil hacerte un lugar?
No, la verdad que no. Yo creo que es más fácil ahora, porque una banda de chicas es lo raro. Es un bajón que sea raro, pero la realidad es que hay 400 bandas de chicos buenísimas y hay, qué sé yo, veinte bandas de mujeres. La verdad que no nos cuesta, nunca nos discriminaron… no pasamos por eso. Capaz tampoco tenemos una actitud de guerra, viste que a veces algunas chicas van con esa actitud de feminismo. No. Vamos nosotras con el rock.

En los shows de OvejaS ya se escuchan varios temas nuevos. ¿Está planificada la salida de un nuevo álbum? ¿Para cuándo?
Está planificada, esperemos que se concrete para el 2010. Está difícil en la parte económica, porque te lleva mucho dinero y hoy la venta de un disco no es rentable… entonces, ¿a quién le vas a pedir? Yo la verdad mucha plata no tengo (risas). Pero sí, esta planificado.

El sonido de tu guitarra es muy rockero y se nota una experimentación del instrumento, sobre todo en los efectos. ¿Cuál es tu mayor referente de la guitarra? ¿Esa búsqueda de sonido va en función de ese músico o es una combinación de influencias e ideas nuevas?
Bueno, tal vez el músico que más me gusta y más me influye es Hendrix. Frusciante también y Pete Townshen de los Who también. No es que uso muchos efectos, porque son capaz distorsiones o compresiones o un delay, no le meto demasiadas cosas. Pero es una búsqueda constante. Es estar diciendo “bueno, me gusta este sonido…”. Tal vez yo le doy más bola a la forma de tocar, de pisar las cuerdas, más que a los pedales. Me gusta más eso, que los pedales sean una cosa que acompañe… por ahora. Puede ser que en unos años me cope y empiece a mandar efectos por todos lados y está todo bárbaro, está buenísimo. Es eso también, experimentar desde la guitarra, desde los dedos, y después seguir para otro lado. La experimentación está siempre, desde las canciones hasta la forma de tocar, de los sonidos, de cantar, de todo. Porque si no, si hacés siempre lo mismo, te aburrís. En cambio de esta forma hay mucho para meterte y seguir y seguir… no terminas nunca. Si ya terminaste, ¿qué hacés?

¿Cómo surgió el nombre OvejaS?
Surgió por querer ponerle un nombre que se lo acuerden los demás. No un nombre largo ni nada, si no algo que esté bueno y que se lo pueda interpretar de cualquier forma también. O sea, el OvejaS es ovejas, ya está, pero me gustaría que deje de ser la ovejita, el animal. Es el nombre, porque vos cuando nombrás a Los Piojos no hacés esto (se rasca la cabeza), ¿entendés? Está muy lejos la idea original de ser esa oveja. Es un concepto de que todos somos iguales y todos somos diferentes. Todos somos ovejas negras, ovejas blancas, de todos los colores… Somos únicos y tenemos que convivir en la diferencia. Porque somos todos lo mismo, seres humanos y todos iguales. Es un doble mensaje.

http://www.ovejasrock.com.ar/


Por Laucha y Tete
Foto: Alicia Suárez

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